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domingo, 21 de junio de 2009

¿El aprendizaje es algo tan trivial que se puede observar y medir con base en unas simples preguntas a propósito de unos contenidos cualesquiera?

Esta es la primera de dos partes en dónde intento contestar y argumentar la pregunta detonante. Espero encuentren interesante la lectura y en cierto sentido, un tanto desafiante.

En primera instancia se hace necesario debatir un tanto a la pregunta en el sentido retórico que expresa la trivialidad del aprendizaje.
La trivialidad revestida como carente de importancia que lo que se hace, se hace por el hecho de hacerlo sin que en ello implique un propósito; en este sentido el aprendizaje no puede ser considerado trivial, sino por el contrario, el aprendizaje deberá estar cubierto de la importancia que con el objeto de causar un cambio en el individuo, tiene.
En cuanto a la medición del aprendizaje hay muchas y variadas tendencias. Las hay desde la simple comprobación memorística de contenidos, carentes de un análisis en lo que se dice, ejemplo de ello lo constituyen las tablas de multiplicar, que en muchos de los casos en el nivel primaria se aprenden (o al menos así era hasta los años 90) en el puro y estricto aprendizaje memorístico, carentes de sentido lógico para el estudiante, mucho menos práctico, o más aún, significativo. La recitación de las tablas de multiplicar sólo obedecía a las exigencias del “maestro” para que responder a la respuesta correcta.
En el ejemplo anterior, la medición del aprendizaje respondía a los intereses del educador (en un sentido figurado, ya que no se tenía el concepto holístico de la educación), basándose en la repetición memorística de las tablas de multiplicar, más no en la importancia que reviste su conocimiento y más aún, su entendimiento práctico.
Intentar evaluar el aprendizaje equivale a evaluar los saberes, que como lo menciona Xavier Vargas (p. 11, 2005) estos constituyen “una expresión difusa que en la literatura igual refiere a conocimientos, que a habilidades, valores o actitudes”.
En este contexto, para poder evaluar el aprendizaje deberán tomarse en cuenta también las habilidades, los valores y las actitudes del individuo. Por tanto, la evaluación se vuelve un proceso y no sólo un momento.
Sin embargo hay situaciones que difícilmente podrían ser evaluadas, tal es el caso del cambio de aprendizajes motivados por el propio estudiante, es decir, por el cambio de sus esquemas generados por sí mismos, ya sea por autodidactismo o por situaciones ajenas a la escuela y en las cuales el docente tiene muy poca o incluso nula injerencia. Para ello, ¿debería haber evaluación?

2 comentarios:

  1. ¡Hola!
    Revisando tu trabajo, debo hacer notar que dentro de la lectura base, se debe distinguir entre la concepción de conocimiento, aprendizaje y competencia. De acuerdo al concepto de evaluación, debe aplicarse por partes, mostrar lo que realmente se sabe y validar el cómo se muestra, creo que hemos leido algo que no permite ser más claros en lo que debemos evaluar y cómo hacerlo.
    Muy bien tu trabajo.
    Susana Arroyo Palacios
    CECYTE 12 Morelia

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  2. Felicidades por tu trabajo, tienes muy claro lo que es el aprendizaje.
    Comparto con ud. la idea de que el aprendizaje no puede considerarse como algo trivial, este es más complejo. Implica toda una serie de elementos, recursos y estrategias durante el proceso de enseñanza-aprendizaje.
    Muchas gracias por invitarme a participar en su blog..

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